jueves, 26 de febrero de 2009

Los Amos del Mundo

Aunque no coincidamos en muchos aspectos ideológicos, ésto no quita que pueda reconocer el gran acierto que tuvo el escritor y periodista cartagenero Arturo Pérez-Reverte en un artículo que  publicó en "El Semanal" el 15 de noviembre de 1998.

Usted no lo sabe, pero depende de ellos. Usted no los conoce ni se los cruzará en su vida, pero esos hijos de la gran puta tienen en las manos, en la agenda electrónica, en la tecla intro del computador, su futuro y el de sus hijos. Usted no sabe qué cara tienen, pero son ellos quienes lo van a mandar al paro en nombre de un tres punto siete, o de un índice de probabilidad del cero coma cero cuatro.

Usted no tiene nada que ver con esos fulanos porque es empleado de una ferretería o cajera de Pryca, y ellos estudiaron en Harvard e hicieron un máster en Tokio -o al revés-, van por las mañanas a la Bolsa de Madrid o a la de Wall Street, y dicen en inglés cosas como long-term capital management, y hablan de fondos de alto riesgo, de acuerdos multilaterales de inversión y de neoliberalismo económico salvaje, como quien comenta el partido del domingo.

Usted no los conoce ni en pintura, pero esos conductores suicidas que circulan a doscientos por hora en un furgón cargado de dinero van a atropellarlo el día menos pensado, y ni siquiera le quedará a usted el consuelo de ir en la silla de ruedas con una recortada a volarles los huevos, porque no tienen rostro público, pese a ser reputados analis-tas, tiburones de las finanzas, prestigiosos expertos en el dinero de otros. Tan expertos que siempre terminan por hacerlo suyo; porque siempre ganan ellos, cuando ganan, y nunca pierden ellos, cuando pierden.

No crean riqueza, sino que especulan. Lanzan al mundo combina-ciones fastuosas de economía financiera que nada tiene que ver con la economía productiva. Alzan castillos de naipes y los garantizan con espejismos y con humo, y los poderosos de la tierra pierden el culo por darles coba y subirse al carro.

Esto no puede fallar, dicen. Aquí nadie va a perder; el riesgo es mínimo. Los avalan premios Nóbel de Economía, periodistas finan-cieros de prestigio, grupos internacionales con siglas de reconocida solvencia. Y entonces el presidente del banco transeuropeo tal, y el presidente de la unión de bancos helvéticos, y el capitoste del banco latinoamericano, y el consorcio euroasiático y la madre que los parió a todos, se embarcan con alegría en la aventura, meten viruta por un tubo, y luego se sientan a esperar ese pelotazo que los va a forrar aún más a todos ellos y a sus representados.

Y en cuanto sale bien la primera operación ya están arriesgando más en la segunda, que el chollo es el chollo, e intereses de un tropecien-tos por ciento no se encuentran todos los días.

Y aunque ese espejismo especulador nada tiene que ver con la econo-mía real, con la vida de cada día de la gente en la calle, todo es eufo-ria, y palmaditas en la espalda, y hasta entidades bancarias oficiales comprometen sus reservas de divisas. Y esto, señores, es Jauja.

Y de pronto resulta que no. De pronto resulta que el invento tenía sus fallos, y que lo de alto riesgo no era una frase sino exactamente eso: alto riesgo de verdad. Y entonces todo el tinglado se va a tomar por el saco. Y esos fondos especiales, peligrosos, que cada vez tienen más peso en la economía mundial, muestran su lado negro. Y enton-ces -¡oh, prodigio!- mientras que los beneficios eran para los tiburones que controlaban el cotarro y para los que especulaban con dinero de otros, resulta que las pérdidas, no.

Las pérdidas, el mordisco financiero, el pago de los errores de esos pijolandios que juegan con la economía internacional como si jugaran al Monopoly, recaen directamente sobre las espaldas de todos nosotros. Entonces resulta que mientras el beneficio era privado, los errores son colectivos y las pérdidas hay que socializarlas, acudiendo con medidas de emergencia y con fondos de salvación para evitar efectos dominó y chichis de la Bernarda.

Y esa solidaridad, imprescindible para salvar la estabilidad mundial, la pagan con su pellejo, con sus ahorros, y a veces con sus puestos de trabajo, Mariano Pérez Sánchez, de profesión empleado de comercio, y los millones de infelices Marianos que a lo largo y ancho del mundo se levantan cada día a las seis de la mañana para ganarse la vida.

Eso es lo que viene, me temo. Nadie perdonará un duro de la deuda externa de países pobres, pero nunca faltarán fondos para tapar agujeros de especuladores y canallas que juegan a la ruleta rusa en cabeza ajena.

Así que podemos ir amarrándonos los machos. Ése es el panorama que los amos de la economía mundial nos deparan, con el cuento de tanto neoliberalismo económico y tanta mierda, de tanta especulación y de tanta poca vergüenza.

 

miércoles, 18 de febrero de 2009

Soy juez y hago lo que da la gana


Ayer, 18 de Febrero, el Estado de Derecho de este país ha recibido un duro golpe en su delicada labor de mantener la estabilidad y el rigor necesario para convencer de que su sistema es el más adecuado para los tiempos que corren en este planeta. Ayer los jueces de este pais o una parte considerable de dicho sector ha comenzado una jornada de huelga. Un derecho a huelga que el propio Consejo Superior del Poder Judicial ha denegado, por lo que no solo estos jueces han plantado al Estado de Derecho sino también al máximo órgano del poder judicial que les rige.

Creo que es un hecho que los representantes de los tres poderes, ejecutivo, legislativo y judicial sobre los que se cimienta el Estado de Derecho no pueden hacer huelga. Aunque suene extraño no son trabajadores como el resto de trabajadores de cualquier país democrático basado en el tan vendido Estado de Derecho. Son representantes populares elegidos por los ciudadanos mediante el famoso sufragio universal. No han sido contratados por la población del país, sino elegidos por éstos para que realicen las labores que sus puestos requieren.


Alguien se imagina al Ministro Bermejo hacer huelga porque considera deshonesto la persecución que sufre tras la desafortunada e inoportuna coincidencia en su última salida de caza. Que se están atentando sus derechos por lo que decide ponerse en huelga. Es inaudito que el conjunto de ministros hagan huelga, o los diputados, o los senadores, o el presidente del congreso e incluso el presidente del gobierno. Todo cargo público debería estar exento del derecho a hacer huelga o manifestarse. Por eso considero como tercer poder los jueces no tiene el derecho de huelga. Lo que no quita que puedan tener razón en sus reivindicaciones, de que el sistema judicial está obsoleto y necesita urgentemente ser actualizado y modernizado. Pero esto no justifica que se agarren a un derecho que ni la constitución les reconoce.

miércoles, 4 de febrero de 2009

La que está liando... el Wyoming


Es increíble la que se está montando por la jugada que los del Intermedio, con el Gran Wyoming a la cabeza, han hecho a los de la cadena Intereconomía. Ahora resulta que simular una situación muy desagradable, como es la vejación de cualquier persona, con el fin de demostrar como otros son capaces de usar información falsa para su bien y el desprecio de los demás no resulta aceptable para el código deontológico de los periodistas.


Ayer, en su programa, el presentador Wyoming recordó que ellos en ningún momento emitieron el vídeo antes de enviarlo por mail privado al programa Más se perdió en Cuba. Fueron estos que le dieron bombo y platillo emitiendo susodicho vídeo vendiéndolo como exclusiva mundial y realizando envenenados debates a posteriori. Resulta evidente las ansias de desprestigiar al presentador, al programa y a la cadena presidida por Emilio Aragón para emitir un vídeo bastante delicado sin antes contrastar la información que contiene. ¿Dónde está ese código ahora? ¿Dónde queda dicho código con programas como La Caja de Telecinco? ¿Con las reconstrucciones  de hechos baratas sin ninguna utilidad informativa? ¿Y en el Diario de Patricia? ¿O en programas que aunque ya no se emiten estuvieron tiempo en antena con bastante éxito como El Tomate? Es evidente que el que esté libre de pecado que intente tirar la primera piedra. Aquí no se escapa ninguno, ni siquiera Cuatro (que suelen ir de cadena de calidad).


Y ya es el colmo que el Presidente de la Asociación de Periodistas de Madrid Fernando González Urbaneja se pronuncie condenando el acto del Intermedio. Vale que también declaró lo mal que lo hicieron los de Intereconomía. Pero se centra más en el novedoso vídeo del Wyoming que en la falta de rigor que acostumbran a tener desde hace ya tiempo ciertos medios afines a un sector de la derecha de este país llenos sentimientos intolerantes. Pero lo peor es que, por encima de todos, estos medios se creen en posesión de la verdad. Y se convencen de ello e intentan convencer a los demás mediante descalificaciones y repetir una y otra vez mentiras hasta convertirlas en "verdades". Por favor, señor González Urbaneja, más honestidad e imparcialidad.

martes, 3 de febrero de 2009

Te la colaron, gordito!!!


Fantástico el montaje que han hecho la semana pasada en el Intermedio, programa de La Sexta presentado por El Gran Wyoming, para dejar en evidencia la falta de rigor periodístico de la cadena de televisión Intereconomía. Hasta me la colaron a mí, acostumbrado ya a ver otras bromas hechas en televisión con la misma filosofía pero con otros objetivos. Aún estando sorprendido de ver como el Wyoming perdía los estribos con una becaria a la que trató como nadie se merece, me llegué a creer la sonora bronca que le echó a la supuesta becaria. Pero con toda extrañeza esperé al pasado lunes para ver las explicaciones prometidas por el programa.


Resulta ya obvio que muchos medios de este país hacen un flaco favor a la profesión periodística. Lo que es inaudito es que no se hayan tomado las medidas oportunas para evitar la proliferación de medios que sin ningún criterio y coherencia no hacen más que descalificar e insultar a aquellos que no piensan o sienten las cosas como ellos. Medios como La Razón, la propia Intereconomía, Libertad Digital, Popular Televisión, La Nueva España, entre muchos otros han dejado a un lado la veracidad de las informaciones, olvidando lo que significa contrastar dichas informaciones, para favorecer sus intereses o desprestigiar a los que ellos consideran enemigos de su causa perdida ya en el tiempo. ¿Hay que esperar a que lleguen a la altura (mas bien "bajura", porque más bajo no se puede llegar) del pseudo periodista Jiménez Losantos? No creo que sea necesaria una denuncia particular para tomar las medidas necesarias que eviten que personajes como estos se extralimiten más allá de la libertad de expresión.


Por otro lado es triste que la gente crea que esta acción por parte del Intermedio sea exclusivamente para mejorar los índices de audiencia del programa. Está claro que aumentarían, no hay nada más que guste a los televidentes de este país que una polémica morbosa. Pero antes de sentenciar, es bueno escuchar todas las partes e intentar descubrir el por qué de las cosas. Yo tengo claro que la intención del equipo que dirige Wyoming no era otra cosa que escarmentar a aquellos que no respetan la labor de los demás. Y en este caso particular a los responsables de Intereconomía y a sus programas Más se Perdió en Cuba y El Gato al Agua.


Sólo me queda felicitar a los del Intermedio por demostrar que otro periodismo existió antes de que la prensa del corazón marcara nuevas directrices pseudo periodísticas que, tras su rápido y elevado éxito, han sido tomados por supuestos medios informativos más serios. Y eso que a mi el Wyoming no me hizo mucha ilusión hasta que presentó el CQC. De hecho no era mi agrado.

lunes, 2 de febrero de 2009

Israel. De víctimas a verdugos y genocidas.


Es incomprensible que un pueblo que ha sufrido tanto a lo largo de su historia cometa el mismo error que otros cometieron con ellos. No llegan a comprender que ante un problema la violencia indiscriminada sólo puede generar odio e incomprensión por parte del pueblo del otro bando. Esto lleva a un círculo vicioso del que será muy difícil salir, ya que hasta que uno de los bandos no ceda en sus pretensiones el otro aún lo hará menos.


Este germinado de odio no puede dar más fruto que la continua hostilidades por ambos bandos. Es de todos sabido que la premisa del "ojo por ojo" rara vez es efectiva, porque siempre habrá algún descendiente que considere que está en todo su derecho vengar la muerte, desaparición, tortura, encarcelamiento, etc... de su progenitor.


En mi modesta opinión, considero que son los israelitas los que deberían dar el primer paso. Son los que a día de hoy tienen una fuerza superior en todo lo que refiere a su estado, sobre todo en el aspecto militar. Son ellos, como bando más poderoso, los que deberían ceder en favor de una estabilidad en la zona que asegure la paz a ambos estados. No debería ser siempre el más grande el que cede ante el más pequeño en pro del bienestar de ambos. El más rico en favor del más pobre. Sí creo que debería ser así.


Es inaceptable que justifiquen este aislamiento del mundo y posterior invasión de Gaza mediante la absurda excusa de acabar con los cohetes que lanza Hamas a su territorio. Más aún cuando estos actos no implican un peligro a su soberanía y seguridad. En diez años han matado a veinticinco personas, en cambio, y sin ánimo de infravalorar estas muertes, Israel con su ilegal invasión de menos de un mes han matado casi mil quinientas personas de las cuales un tercio son civiles con muchos niños.


Para hacerse una idea de la magnitud del último conflicto de la larga batalla entre ambos pueblos aconsejo vean el reportaje que Jon Sistiaga realizó para la cadena Cuatro el pasado viernes 30 de Enero llamado "Gaza. Lo que Israel no quería que viéramos". Creo que lo colgarán en la web de dicha cadena (mientras tanto les dejo los enlaces a las distintas partes del vídeo en YouTube). Es muy revelador ver las formas de actuar de un país que José Luis Rodríguez Zapatero denominó como amigo. Yo me pregunto si merece la pena ser amigo de un estado que no respeta los derechos humanos, y que toma soluciones unilaterales, a pesar de las indicaciones y exigencias de la comunidad internacional.


"Gaza. Lo que Israel no quería que viéramos" de Jon Sistiaga:


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